Lácteos: Una historia de amor… Sin final feliz.

¿De qué estamos hablando?

Creo que el caso de los lácteos es un buen ejemplo, al menos uno de los más llamativos, de información deficiente y distorsionada en relación a un grupo de alimentos. Desde mi punto de vista supone un problema de Salud Pública importante. Y elijo la palabra importante a conciencia, porque las consecuencias del patrón de consumo de lácteos actual en la salud  son mas que considerables, y porque  no hay conciencia de estas consecuencias en la población,  los profesionales de la salud, o las instituciones sanitarias que deben velar por promover nuestra salud.

¿Pero que estoy diciendo? Si todo el mundo sabe que los lácteos son no solo beneficiosos, sino imprescindibles para que los niños crezcan y estén fuertes, para obtener el calcio que necesitamos, para prevenir la osteoporosis, o para que nuestra flora bacteriana esté bien y nuestras barrigas sonrían felices…

Sin entrar en cifras concretas, solo hace falta echar un vistazo a los lineales de los supermercados o encender un rato la televisión y ver los anuncios, para percibir el incremento espectacular en el consumo de lácteos desde mitad del siglo pasado hasta nuestros días; y es que no se trata solo de la leche, con todas sus variantes (semi, desnatada, con calcio, con omegas, etc), sino de toda una variedad de quesos en expansión, yogures, postres, helados, batidos con frutas, mantequillas, natas, repostería, y en los últimos tiempos los alimentos funcionales que prometen reducir  el colesterol o mejorar la flora. En resumen: estamos invadidos.

¿No resulta cuando menos extraño, que seamos la única especie que sigue mamando después del destete y encima de una especia que es distinta a la suya? ¿Se habrá equivocado la naturaleza al hacernos “supuestamente dependientes” de la leche de otro animal?

Apelando al sentido común parece que la respuesta sería no, la naturaleza no se ha equivocado porque no somos dependientes de los lácteos para tener buena salud…de hecho veamos qué consecuencias tiene su consumo habitual.

¿Qué Consecuencias tienen los lácteos en nuestra salud?

Aunque es obvio que nunca hay una única causa para un determinado problema, la alimentación y el consumo de determinados alimentos se correlacionan directamente con determinadas enfermedades.

El Comité de Médicos para una Medicina Responsable de Estados Unidos (pcrm.org) lista 8 motivos por los cuales es mejor dejar los lácteos fuera de nuestros platos. Como verán algunos son más leves, otros son realmente preocupantes. Aquí los enumero de forma resumida:

  1. Osteoporosis: quizás sea éste uno de los grandes mitos en relación al consumo de lácteos. Lejos de prevenirla, los lácteos son un factor para su aparición. Un estudio de la Universidad de Harvard en 75000 mujeres, puso a la luz que el consumo de lácteos incrementaba la probabilidad de fractura de cadera. Los países no consumidores de lácteos, cuando lo introducen en su dieta empiezan a padecer osteoporosis (hasta entonces ausente).
  2. Enfermedades cardiovasculares, al contribuir con cantidades significativas de grasas saturadas y colesterol  en la dieta.
  3. Cáncer: se ha encontrado relación entre los lácteos y el desarrollo de cánceres como el de ovario, mama y próstata, entre otros. Los mecanismos son variados. El exceso de proteína animal, así como el cocktel de  hormonas y factores de crecimiento presente en los lácteos, bien naturales o añadidos para aumentar la producción, están implicados en este proceso.
  4. Diabetes melitus tipo 1. Esta es la llamada diabetes juvenil, que debuta en niños , y que es una enfermedad autoinmune (lo que de forma coloquial significa que el cuerpo, en un estado de confusión, se ataca a sí mismo).  Parece que las proteínas lácteas estimulan una reacción inmune que destruye las células del páncreas productoras de insulina. También se han relacionado los lácteos con otras enfermedades autoinmunes como la Artritis Reumatoide o el Lupus.
  5. Intolerancia a la lactosa, debido a un  déficit de la enzima que digiere la lactosa. Esta falta de digestión  produce gases, distensión abdominal, diarreas,  y alternaciones intestinales que además impiden la correcta asimilación del resto de nutrientes
  6. Toxicidad por vitamina D. Los niveles de vitamina D encontrados en distintas muestras de lecha son muy variados. Un exceso de vitamina D se ha relacionado con exceso de calcio orina, incremento en la absorción de aluminio, así como el depósito de calcio en tejidos blandos.
  7. Contaminantes. Hormonas sintéticas, como la hormona de crecimiento recombinante bovina se usa para aumentar la producción de leche de forma antinatural, produciendo en muchas ocasiones mastitis con el consecuente uso de antibióticos;  Estos productos, así como pesticidas y otras drogas se encuentran en los lácteos.
  8. Salud infantil. Las proteínas de la leche, las grasas saturadas y el azúcar, se relacionan con el desarrollo de enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes, así como formación de placas de arterioesclerosis relacionadas con enfermedad cardíaca. Deficiencia de hierro, cólicos intestinaless, alergias alimentarias, eccemas, otitis, se han visto ligados al consumo de lácteos.

Los mecanismo fisiopatológicos por los cuales se desarrollan estas patologías exceden la capacidad de este artículo, pero están ampliamente descritos en la literatura científica y en algunos libros de divulgación (entre los que recomiendo “El Estudio de China” del Dr. Colin Campbell).

¿Es necesario sustituirlos?

Una pregunta que recibo de forma muy frecuente, y habitualmente con cara de susto  en la consulta es: ¿y cómo los sustituyo? ¿De dónde obtengo el calcio?. Si uno lo piensa bien NO  hace falta sustituir algo que es innecesario. Eso si, es importante tener una alimentación equilibrada, y si al lector le preocupa obtener calcio de buenas fuentes de forma regular, puede elegir consumir vegetales de hoja verde (coliflor, berros, perejil, coles de bruselas, colinabos, col rizada, col china, brócoli, hojas de nabo, etc); las verduras del mar (sobre todo el alga hiziki y la wakame) o semillas de sésamo de forma habitual en su plato. Todas ellas tienen más cantidad de calcio biodisponible que la leche y sin ninguno de los efectos secundarios enumerados más arriba. Y si le preocupan las proteínas, opte por las vegetales (legumbres sobre todo). Además hoy en día se pueden encontrar fácilmente bebidas vegetales (avena, arroz, almendra, etc), que son una alternativa mucho más saludable que las leches animales

Mi consejo es obvio: evite los lácteos, o al menos disminuya su consumo. Notará la diferencia. Su salud y su energía se lo agradecerán.