La palabra Salud tiene su origen en el vocablol latín “Salus” que significa intacto, intégro, no estar separado, y en el griego “holos” : holístico, completo. Desde esta perspectiva, se contempla a la persona como un todo, teniendo en cuenta que sus aspectos físicos-quimicos, emocionales, mentales, y también sociales e incluso espirituales, no están separados, sino que son parte de una misma unidad que se expresa en esos distintos niveles. Cuando hay síntomas o desequilibrio en alguno de estos aspectos, se puede favorecer y estimular la recuperación de la salud a través de todos ellos.
La perspectiva de la Salud Integral se centra en promover cambios y utilizar medios terapéuticos que potencian el poder curativo de la naturaleza y de nuestro propio cuerpo, sin efectos secundarios, eliminando los obstáculos que bloquean dicho poder curativo y promoviendo además un papel activo del paciente en el mantenimiento y recuperación de su salud; en definitiva se fomenta un cambio en positivo hacia una vida saludable, satisfactoria, y plena.